El poder de un like. ¿Influye en el funcionamiento cerebral?

Navegamos en un mundo online, gobernado por likes, que instala apps entre las personas, con nuevas fórmulas de habilidades sociales. Somos feligreses de una nueva religión: el dogma del hipervínculo, la inmediatez de un clic para evocar emociones, para expresar opiniones tras el escudo del teclado y la pantalla, buscadores de internet que juegan a ser semidioses. Llamamos amiga o amigo a alguien que nos sigue en las redes sociales, que comparte nuestras publicaciones y conoce de mí aquellos selfies, que han sobrevivido al cribado y retoque oportuno, que exhiben un yo ideal que jamás existirá. No hay cafés, ni charlas, ni copas de vino. No hay miradas, ni improvisación, ni defectos. El valor de las relaciones ha mudado de un parámetro cualitativo (relaciones sanas, tóxicas…) a cuantitativo (número de amigos, número de likes…). Y aunque el poder de un like nos empobrece a nivel social, no todo es gris: no podemos negar que un adecuado uso de las nuevas tecnologías nos ha surtido de progresos, como avances médicos, nuevas formas de trabajo, cultura y ocio.

social-1206603_960_720

Aproximadamente el 90% de los adolescentes tienen usuarios activos en diferentes redes sociales. Teniendo en cuenta esta prevalencia, no sorprende la preocupación de madres y padres, de la comunidad educativa y de la opinión pública acerca de la influencia que puedan tener las redes sociales en el desarrollo de las habilidades sociales, el cerebro y la calidad de las interacciones interpersonales. La adolescencia es un momento especialmente sensible al desarrollo de nuevas y sanas formas de relación y esto tiene una explicación lógica y neurocientífica: determinadas regiones corticales y subcorticales (como aquellas encargadas del procesamiento emocional, la toma de decisiones, el control de impulsos y el sistema de recompensa) muestran importantes cambios y reorganización durante la pubertad.

El desarrollo del llamado sistema de recompensa cobra especial importancia durante esta fase de la vida. Se trata de un circuito de activación cerebral (donde se ven implicadas varias áreas del cerebro como el área ventral tegmental, el núcleo accumbens, la corteza prefrontal y el hipotálamo lateral) y cuyo objetivo es que queramos repetir un comportamiento que nos ha hecho sentir momentos agradables, como sucede al tener sexo o al comer nuestra comida favorita. El placer que nos producen estos estímulos, activa la liberación de dopamina que prende el sistema de recompensa y hace que queramos reexperimentar la conducta hedonista. Este mecanismo también es uno de lo responsables de las adicciones. El consumo de drogas, que genera placer, conquista los centros del cerebro y hace que se instauren las conductas de búsqueda y consumo como hábitos. En este sentido, el uso de las redes sociales, y más concretamente, el número de likes, podrían estar adueñándose de la liberacion de dopamina y generando el hábito de búsqueda de reconocimiento personal y de nuevas formas de relaciones interpersonales online.

mobile-phone-1419275_960_720

Un estudio reciente de la Universidad de California (Sherman et al., 2016), quiso investigar el poder de los likes en la adolescencia, midiendo la respuesta cerebral y social mediante resonancia magnética funcional por imágenes. Los/as investigadores/as hipotetizaron que los adolescentes preferirían en mayor medida aquellas fotos que tuviesen un mayor número de likes en contraposición con aquellas menos populares. Los resultados de su estudio corroboraron que la simple popularidad de una foto tiene un efecto significativo en la manera en la que es percibida. Pero no solo eso, también encontraron que la respuesta neural difiere según el número de likes, mostrando mayor actividad cerebral en áreas implicadas en la cognición social (cortex prefrontal e hipocampo), la imitación social (giro frontal inferior) y el sistema de recompensa cuando los adolescentes veían fotos con un gran número de likes.

Indudablemente, un simple like está siendo clave en la esfera social de nuestros adolescentes y les está adiestrando cómo deben navegar por su mundo social. A partir de aquí se abre el debate y surgen las preocupaciones sobre qué tipo de conductas (¿conductas de riesgo?) que exhiben los adolescentes en sus fotos son las más populares y cómo, esta falsa popularidad, alimenta el círculo vicioso de la mala toma de decisiones y la instalación de malos hábitos en la adolescencia, mediante procesos de imitación social y búsqueda de placer hedonista.

Detengamos la noria: recibir un like por una foto (cribada y retocada, buscando ese ideal inalcanzable) no debería sustentar la base neural del desarrollo de habilidades sociales de nuestros adolescentes. De ser así, que el dedo acusador nos apunte a nosotros/as mismos/as, como cómplices de una generación yonki del like y del falso reconocimiento en las redes sociales.

 

Referencias bibliográficas:

Sherman L., Payton A., Hernández L., Greenfield P. & Dapretto M. (2016). The power of the like in adolescence: effects of peer influence on neural and behavioral responses to social media. Psychological Science.

 

 

 

 

Deja un comentario